Camperización de un bus. Capítulo 2: DEMOLICIÓN (I) – ASIENTOS, TECHO Y PAREDES
Desde la primera vez que vi el bus hasta que lo traje a un parking, pasaron unos tres meses. Durante esos meses le pasaron la itv, hice el cambio de nombre y lo conducimos hasta el lugar donde pasaría los seis primeros meses.
Al día siguiente nos pusimos manos a la obra.
Lo primero fue quitar todas las barandillas amarillas y separaciones, antes de continuar con la retirada de los asientos. El bus estaba homologado para transportar a diecisiete personas sentadas y otras quince de pie, por lo que en total habían diez asientos fijos, de los cuales cinco eran dobles, cinco individuales y dos plegables en la parte trasera.
El ingeniero me dijo que las plazas que dejara deberían estar en la fila inmediatamente después al asiento del conductor. Así que en este caso he dejado un asiento doble detrás del conductor y un asiento individual en el otro lado. En total cuatro plazas.
Una vez quitados los asientos, lo siguiente fueron las paredes, que eran una plancha metálica sujeta con remaches, y la espuma que hacía de aislante.
Pensé en dejarla, pero lo descartamos rápidamente, había tanta suciedad ahí detrás que decidí quitarlo todo y limpiarlo bien antes de poner el aislante nuevo.
También quité las planchas metálicas del techo, los laterales por donde iban los conductos del aire acondicionado y el techo de la cabina, que era una única pieza.
Las barandillas las guardé por si acaso hiciera falta, ya que me informaron de que detrás del conductor habría que mantener la estructura de plástico que venía originalmente. Este punto todavía debo confirmarlo con el ingeniero.
En la medida de lo posible, quita absolutamente todo hasta llegar a la chapa y desde ahí vuelve a empezar. ¿Porque digo esto? Simplemente por la cantidad de polvo y suciedad que hay acumulada en cada rincón. Probablemente nunca más tengas acceso a esas zonas. Vale la pena dedicar unos días o semanas más y empezar lo más limpio posible desde el inicio, al final pasarás muchas horas ahí dentro. Para nosotros era importante.