Llegó el momento. Nos vamos a Lofoten

PREPARATIVOS

Un año después de mudarnos a Lofoten decidimos por fin poner en marcha la última fase de este proyecto: convertir el autobús en nuestro hogar. Pero antes, había que subirlo hasta el ártico.

Desde que lo compramos en abril del 2018 apenas se había movido. Únicamente para cambiarlo de un parking a otro, pasar la itv y poco más.

Una vez acabado por dentro, el siguiente paso fue llevarlo a un mecánico y ponerlo a punto para el viaje. A pesar de tener 780 mil kilómetros, no tenía grandes problemas, únicamente fugas de aire por todod lados, válvulas que no funcionaban etc… a consequencia de no moverlo en tanto tiempo.

La cosa se alargó varios meses, esperando unos recambios que no llegaban.

Con el bus a punto, llegó el momento que tanto había temido y que tantas noches me había quetado el sueño: la homologación y la ITV.

A todo esto, Laura y yo seguiamos en Lofoten, ambos trabajabamos y no podíamos volar a Barcelona para gestionarlo, así que fue de nuevo la ayuda de mi padre y mi primo la que lo hizo posible. Todavía recuerdo los nervios de aquella mañana, esperando una llamada que nunca llegaba.

Y por fin llegó: Autobús homologado! No nos los podíamos creer. Ahora sí, ya estabamos muye cerca.

Un mes después cogí un vuelo a Barcelona y junto a mi primo, una vez más, nos pusimos manos a la obra. Cambiamos las ruedas, hicimos las maletas y… lo pintamos! Era algo que queriamos hacer, pero sin prisa, una vez estuviera ya en Lofoten, pero aquellos días en Barcelona, pensé que allí seria mcho más fácil, así sin pensarlo mucho más nos pusimos manos a la obra. Por supuesto llevó más tiempo de lo que pensabamos: limpiarlo bien, lijar algunas zonas con óxido, tapar con cinta de carrocero, comprar la pintura, la pistola para pintar, hacer las mezclas… Pero una vez acabado… que maravilla!

Nos vamos!

Y por fin llegó el día. Bien temprano nos fuimos al bus a cargar las últimas cosas y con varios familiares despidiéndonos, nos pusimos en marcha.

Primera parada, la gasolinera. Llenamos el depósito y empiezó a caer gasoil por debajo, como su hubiera una fuga. Y por si fuera poco, no arrancaba. Segunda parada: el taller mecnánico.

Todo estaba bien, al llenarlo hasta arriba para no bloquear la bocana de aire. Al no entrar aire, le costaba arrancar. Ahora sí, partimos.

Las primeras paradas fueron en Francia, Alemania con visita a amigos en Kiel y Dinamarca con otra parada en Copenhage a visitar a varios amigos más.

Y por fin llegamos a la tan esperada Suecia.

Ocho días más tarde, llegábamos a Lofoten. Ese día acabó una etapa, y empezó otra.

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