Artic diary from Lofoten

Cartas desde el Artico #3

Martes 30 de Marzo 2022.

El tiempo no da tregua en las Lofoten. Después de que la lluvia se llevara por delante la nieve, parecía que el invierno llegaba a su fin antes de lo normal, si es que hay una fecha normal y otra no normal. No creo que la haya. Es como es.

Pero la ley de la naturaleza es tal que todo hay vuelto a cambiar. La nieve vuelve a ser la protagonista y se ha adueñado de nuevo de las montañas, las carreteras y del día a día. Quitar constantemente la nieve de la puerta de casa o del coche se ha convertido en una nueva tarea diaria.

También son días de cambios internos. He recuperado tiempo para mí, y estos días he retomado el Dhammapada. Los 53 sutras que contienen son inmensamente poderosos, pero siempre hay alguno en concreto que ese día te llega un poquito más adentro y te hace reflexionar. Ese es justamente su propósito y la intención de las enseñanzas del Buda, acompañado siempre de la práctica para no quedarnos en el nivel más superficial y racional de la mente. El silencio de la meditación es imprescindible, para desde esa quietud escucharnos.

Mi sutra esta vez ha sido el número 26:

Eres como la hoja amarilla.

Los mensajeros de la muerte están cerca.

Vas a realizar un largo viaje.

¿Qué llevarás contigo?

La interpretación de estas líneas sigue así:

En la terminología del Buda, la hoja amarilla representa la muerte.

Las únicas cosas importantes en la vida son el nacimiento y la muerte.

El primero ya pasó, así que para que pensar en eso.

La muerte está por llegar en cualquier momento, no avisa.

Qué has hecho entre esos dos acontecimientos?

Perdiste el tiempo cabalgando en el ego y cayendo en las trampas de la mente?

¿Te has preparado para el acontecimiento más importante de tu vida?

El único que vas a interpretar tal cual tú eres.

Hoy pienso en mi buen amigo Javier. Hace unas semanas se marchó de nuevo a la India. Volvió a su hogar, al ashram de su maestro, Shivabalayogi. Ese es su propósito último entre nacimiento y muerte.

Reflexionar sobre la muerte está muy lejos de ser pesimista. Un sentimiento de urgencia por vivir se apodera de mí. Aprovechar mi tiempo aquí, no dejarme bloquear por los miedos ni la incertidumbre es crucial para vivir una vida que recordaré.

Cuando, llegado el momento mire atrás, quiero sentirme feliz por como he utilizado mi tiempo. Por haber cuidado a los míos, haber expresado lo que siento a todas aquellas personas con las que he conectado, por breve que haya sido nuestro camino juntos.

Miedo me da que el miedo me gobierno, que la duda y la incertidumbre me arrebaten la libertad de hacer, decir o sentir.

Decía el Buda en otro sutra, que una persona libre navega a sus anchas en la incertidumbre y en la inseguridad, pues no hay forma de sentirse más vivo. Cuanto mayor sea la inseguridad que rige nuestras vidas, menor será la vitalidad.

Y yo, me quiero sentir muy vivo mientras esté aquí. Cuál sino puede ser el propósito de vivir?

Jordi.

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