Cartas desde el Artico #9
Descubriendo Lofoten en bici.
Porque hay infinitas formas de conocer un lugar, pero especialmente en Lofoten siento que hay muchas más. La llegada del sol de medianoche a mediados de mayo trajo consigo una energía infinita que se siente en el ambiente. No importa la hora del día o de la noche, siempre hay gente escalando, en el kayak o en bici para evitar el tráfico y ruido de la carretera durante el día.
A Nico le ha dado por escalar este verano, y a eso dedica su tiempo. Cada rato libre, va a escalar.
Robin, un gran amigo del sur de Noruega, se muda definitivamente a las Lofoten, y hace ya tres meses que empezó su viaje en velero desde el sur. Llegará en pocos días.
Algunos amigos corren y otros pasan los días de excursión en excursión.
El tiempo durante el último mes ha sido fabiloso, ni un solo día de lluvia. Eso se traduce en días muy largos, tanto que a veces agotan. Los planes se solapan entre ellos, y sino eres consciente, dejas de dedicarte tiempo a ti mismo, a estar tranquilo, a descansar, a asimilar… Y es que siempre hay una montaña que subir, o un fuego en la playa, o esto o lo otro… Es maravilloso, pero almenos yo, siguo necesitando tiempo para estar tranuqilo, sentarme y leer, tomarme un cafe en silencio o salir a correr o en bici solo. Aunque sea de vez en cuando.
Para mi, este ha sido el año de la bici. Tras mi primer viaje de bikepacking por Marruecos, disponible AQUI, el pasado enero, esa se ha convertido en mi nueva forma de viajar.
La rutina en los días de verano deja paso a la improvisación constante. Los horarios dejan de ser importantes y la percepción del tiempo desaparece.
Estas últimas semanas, las salidas en bici han sido frecuentes y han cambiado la percepción que tenía de estas islas. Después de dos años sigo descubriendo rincones, lagos y caminos, y la bici hace que el ritmo y la forma de descubrirlos sea perfecta, ni demasiado rápido ni demasiado despacio.
Estos han sido algunos de esos rincones