MENORCA EN KAYAK 360º: 216 KILÓMETROS Y 8 DÍAS REMANDO – DÍA 1
Dar la vuelta a Menorca en kayak fue un reto muy especial en septiembre del 2018. Fue la primera vez que mi pareja Laura y yo planteamos una aventura con la que no estábamos familiarizados, la única experiencia que teníamos con kayaks era la típica excursión de una hora por la costa brava.
Buscábamos de forma consciente probar algo nuevo que nos permitiera vivir situaciones y sensaciones desconocidas, así que como si de un experimento se tratara, pudimos experimentar cómo reaccionamos ante un entorno y un deporte nuevo.
¿Cómo nos adaptaríamos a un hábito nuevo?, ¿Cómo responderíamos físicamente? No podíamos responder a esas preguntas, así que la única opción era experimentarlo. Nuestro medio ha sido siempre la montaña, a excepción del submarinismo que es también una de mis pasiones, pero nada que ver con un kayak.
Durante el día a día, todos nos sentimos muy valientes, a falta de algunos detalles, prácticamente todos podríamos describir como será nuestro día antes de salir de casa, por descontado siempre hay imprevistos, pero son escasos durante la rutina diaria. Es al cuestionarte tus hábitos fuera de tu entorno conocido cuando descubres facetas nuevas. Como uno se adapta al cambio, cómo de rápido te adaptas, que pasa por tu mente durante ese proceso, cuánto cuesta dejar ir cosas, pensamientos y situaciones del pasado…
La vuelta completa fueron 216 kms y ocho días y aunque esa aventura la vivimos juntos, la mayor parte del día remando la pasábamos en solitario. Cada uno cogía su ritmo y avanzaba, cada x el que iba primero giraba la cabeza para localizar al otro, todo okey, y seguía. A veces uno paraba mientras el otro se acercaba y aprovechaba para descansar, beber agua, mirar el mapa y ver cuánto quedaba hasta la siguiente parada… fue un reto que nos puso a prueba tanto de forma individual como conjuntamente.
EMPIEZA EL RETO
Aterrizamos en Mahón y nos dirigimos a Es Grau, dónde se encuentra “Menorca en kayak”, la empresa que nos alquiló los kayaks. Un servicio excepcional. Si lo volviera a hacer o recomendar a alguien, sin duda lo volvería a alquilar con ellos. Ofrecen la posibilidad de hacerlo con un guía o por tu cuenta, también de utilizar kayaks individuales o dobles. Nosotros lo hicimos por nuestra cuenta con dos kayaks individuales. Ese primer día hicimos un cursillo de un par de horas donde nos explicaron varias cosas claves, lo más importante fue a reaccionar cuando el kayak se vuelca, a salir de él y a darle la vuelta solo o con la ayuda de otro kayak. También otros consejos muy prácticos sobre técnica de remo, de giro etc…cosas básicas que desconocíamos totalmente. Una vez acabado el cursillo ya estábamos preparados y con ganas de empezar.
Esa tarde la pasamos en Mahón haciendo algunas compras básicas, comida y agua, y además imprimimos un mapa de la isla en A3 plastificado para poder consultarlo mientras remábamos.
Y así fue el inicio, sin tener muy claro que estaba todavía por venir, con nuestros kayaks repletos de mochilas con comida, tienda de campaña y otras cosas básicas para pasar los próximos ocho días en el mar.
El primer día no remamos demasiado, fue un día de aclimatación. Gritábamos eufóricos y remábamos con una sonrisa de oreja a oreja en dirección al faro de Faváritx, y recuerdo que nos dijeron que habría bastante corriente y viento una vez pasaramos el faro pero como hasta el momento apenas había oleaje ni sabíamos cómo sería una vez lo pasaramos, decidimos continuar algo más y pasar la primera noche al otro lado del faro.
Fue el primer error, nada más encarar hacia el oeste, empezaron las olas, más grandes de lo que habíamos imaginado y con apenas tres horas de experiencia remando, el viento lateral y las olas que venían en perpendicular al kayak hacían que se tambaleara bastante. Fue una hora tensa hasta que conseguimos por fin llegar a la Cala Portitxol, donde nos refugiamos.
Una vez dejados los kayaks subimos andando a la colina para ver el atardecer desde lo alto, y al volver a la cala, preparamos la tienda de campaña y cocinamos algo antes de acostarnos viendo las estrellas. Aquella primera noche fue muy mágica. Estábamos ahí, cumpliendo lo que nos habíamos propuesto unos meses antes.