Mongol Rally-noruega

El Mongol Rally. Capítulo 12: 22 DÍAS DE NATURALEZA EN FINLANDIA Y NORUEGA.

Finlandia fue todo un descubrimiento para nosotros. Nos dirigimos hacia Helsinki para después ir a Tampere a visitar a Ana, una chica finlandesa conocimos en un hostel de Budapest. Ella nos enseñó todas sus costumbres y tradiciones, allí descubrimos su pasión por las saunas y los lagos helados, y durante unos días nos dedicamos a vivir como finlandeses.

Tras pasar tres días en casa de Ana y Niko, continuamos hacia el norte y la siguiente parada fue Oulu. Las distancias ya no eran lo que habían sido durante los primeros tres meses y medio del rally, eran mucho menores y eso hacía que tuviéramos más tiempo para parar. Al día siguiente partimos hacia Rovaniemi y esa tarde salimos a correr por el bosque, ¡Cuanto lo habíamos echado en falta! Y antes de buscar un lugar para acampar, entramos en la piscina municipal, para entrar en calor en la sauna y ducharnos.

Al día siguiente lo primero que hicimos tras tomar un buen café fue hacerle una visita a Santa Claus para después continuar hacia el norte. La siguiente parada fue Ivalo, un pequeño pueblo dirección Nordkapp, donde básicamente acampamos para cruzar a Noruega a la mañana siguiente.

Y POR FIN LLEGÓ NORUEGA

Las siguientes tres semanas en Noruega  fueron de ensueño. Tanto Laura como yo, somos amantes de la naturaleza y nos fascinan los países nórdicos, sobretodo Noruega e Islandia, y esos días visitamos varios lugares que desde hacía años queríamos descubrir, con la idea quizás de acabar ahí en un futuro no demasiado lejano, una idea que ya surgió años atrás en Bergen, pero que durante esas semanas recorriendo el país de norte a sur fue consolidandose más y más.

Lugares como Tromso, las islas Sommaroy, Senja y las islas Lofoten nos enamoraron, aunque es cierto que no fue fácil. Cada día nos levantábamos con la tienda de campaña congelada, y temperaturas muy bajas, y aunque dentro de la tienda no pasamos frío en ningún momento, recoger todo el material al amanecer era un momento crítico, que por suerte teníamos muy por la mano, ya que lo repetíamos a diario durante los cuatro meses anteriores.

A menudo nuestra primera parada era una gasolinera, donde aprovechábamos para tomar un café y entrar en calor. También planteábamos el día, mirábamos los mapas y nos aseábamos.

Pasábamos los días en la montaña, de cima en cima, cocinábamos algo antes de salir y el resto del día no nos preocupamos de absolutamente nada más hasta el anochecer, cuando volvíamos a buscar un sitio adecuado donde poner la tienda y pasar la noche.

LAS ISLAS LOFOTEN

Tras pasar unos días en Tromso en un Airbnb y hacer algunas excursiones por islas de los alrededores como Sommaroy, continuamos hacia Senja donde también hicimos varias excursiones antes de la siguiente y más esperada parada de Noruega en este viaje, las islas Lofoten.

Semejante vuelta de regreso a casa por los países nórdicos fue principalmente por dos destinos, Tromso y las islas Lofoten, así que la euforia de estar ya tan cerca nos llenaba de felicidad. 

Las distancias en las islas son largas, unas tres o cuatro horas desde el desvío de Bjerkvik hasta Å, el último pueblo de las lofoten, pero los paisajes lo convierten en un lugar perfecto para conducir y por descontado las carreteras están en perfecto estado, como todo en Noruega.

De nuevo decidimos alojarnos en un Airbnb para disfrutar y relajarnos unos días ahí. Elegimos Henningsvær como campamento base, un pequeño pueblo precioso formado por varias islas en medio del Mar de Noruega. 

El lugar invitaba a pasar todo el dia en la naturaleza, en la montaña, como niños pequeños con un juguete nuevo, así nos sentíamos con nuestras cámaras y una pequeña mochila con agua y comida, revitalizados por el simple hecho de estar ahí, tan felices y llenos de energía que no queríamos que aquello acabara jamás. Reine, Å y Svolvær fueron algunas de las zonas que recorrimos. De nuevo las Lofoten convertían nuestros habituales cafés de varias horas en pura inspiración.

SEGUIMOS HACIA OSLO

Noruega no tenía límite, podríamos haber pasado ahí semanas y semanas, pero había dos factores que hicieron que después de las islas Lofoten avanzáramos rápidamente hacia Oslo. Un motivo fue la nieve, que día a día estaba más presente y en algunas zonas de más altitud la carretera estaba ya blanca. Teníamos solo tres días de margen para salir de la provincia de Nordland, ya que posteriormente, el uso de ruedas de clavos era obligatorio. Por otro lado, los lugares a visitar eran infinitos y puesto que los precios del país y en especial el de la gasolina son desorbitados, decidimos dejar para otra ocasión esas zonas que también despertaban nuestra curiosidad.

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