El Mongol Rally. Capítulo 13: Tras 5 meses y 30.000 km llegamos a casa.
POCO A POCO MÁS CERCA DE CASA
Trondheim es una ciudad situada en la mitad de Noruega, fue la última de las sorpresas. Seleccionamos ese lugar en el mapa por la distancia, recuerdo que llegamos a una hora decente para estirar las piernas y buscar donde acampar. Resultó ser una ciudad preciosa, con esa clase y estilo nórdico que caracteriza cada rincón de ese país.
Dos días más tarde llegamos a Oslo. La visita por la ciudad fue breve, paseamos por varias calles principales y tras cinco meses cumplimos el antojo de cenar en un restaurante chino, algo que hicimos en varios de los países por los que pasamos, siendo el más memorable en Ulan Bator, un manjar digno de reyes tras haber cruzado medio mundo para llegar allí. ¿Por qué un restaurante chino? Pues no lo sabemos pero nos apetecían sus sabores durante todo el viaje.
Llegado el momento de acampar en Oslo, repetimos la estrategia de Helsinki, y nos fuimos hacia las afueras aunque esta vez no fue tan fácil y tardamos casi dos horas en encontrar un lugar para poner la tienda. Tras preguntar a un lugareño que vivía en una granja las opciones de dormir que teníamos en aquella zona, que no captó nuestra indirecta de dejarnos acampar en su terreno, nos indicó un lugar cercano que resultó ser idóneo.
Tras valorar varias opciones para llegar a Dinamarca nos decidimos por el ferry, ya que resultó ser la opción más económica. Ese viaje en ferry fue mucho más cómodo de lo que imaginábamos y pasamos cuatro horas estirados en un sofá frente a una gran cristalera con vistas al vacío.
Al llegar a Dinamarca, concretamente desembarcamos en Hirtshals, buscar un sitio donde acampar esa noche, supuso volver a utilizar la pala para sacar el coche del barro. Fue desesperante, pensábamos que ese tipo de situaciones ya habían acabado en Mongolia, pero no, por lo visto nos quedaba una más para recordarnos que un imprevisto puede llegar cuando menos lo esperas.
Aun así, finalmente encontramos un sitio precioso para acampar.
Ahora sí, ya nos sentíamos muy cerca de casa. Tan solo quedaban Munich y un par de paradas más para visitar a varios amigos por el camino, Leipzig y la Selva negra en Freiburg.
Tras cruzar Francia y visitar Burdeos, la siguiente parada fue San Sebastián. Como disfrutamos ese día… era tremendamente emotivo estar ahí, nos sentíamos eufóricos y cruzar la playa de la concha en dirección al casco antiguo en busca de los ansiados pinchos acabó de hacerlo memorable. Por último Bilbao, la última parada para visitar a una gran amiga, Albina. San Juan de Gaztelugatxe fue la guinda del pastel antes de volver ahora sí, a casa.
El Mongol Rally ha sido una experiencia que recordaremos toda la vida, esos países nos permitieron vivir de una forma muy natural, hacíamos deporte por aquellos bosques y subimos montañas que nos regalaron paisajes de ensueño, y sobretodo nos recordó el vínculo indiscutible que todos tenemos con naturaleza y cuánto le debemos.
Ahora nos parece increíble haber vivido con tan poco, llevábamos todo lo que necesitábamos en ese maletero, incluso nos sobraron muchísimas cosas. Uno no conoce la simplicidad hasta que la experimenta.
Esta ha sido nuestra aventura hasta Mongolia, ida y vuelta, un viaje que duró cinco meses, 21 países y 30.000 kilómetros.
Por último, agradecer a todas las personas que desde el inicio de este reto nos han apoyado de infinitas maneras y aunque creyeran que era una viaje algo descabellado siguieron confiando en nosotros de forma incondicional. GRACIAS.
Y ahora sí, para acabar me gustaría animar a aquellas personas que tengan un sueño por cumplir, que no lo pospongan, porque hacer lo que uno siente es siempre la mejor inversión. A mi, personalmente, este rally me ha enseñado muchísimas cosas, pero sobretodo a valorar las cosas importantes, que a menudo son las que están más cerca nuestro y caemos en el error de obviar, y por supuesto a dejarme llevar.
Sentir que he cumplido un sueño trae consigo una sensación inmensa de plenitud y agradecimiento y así es como me siento por encima de todo, agradecido.
Gracias por leer nuestra historia.