Participantes rally

Mongol Rally. Capítulo 3: EMPIEZA EL ESPECTÁCULO

Era ya domingo por la tarde y después de visitar la ciudad de Praga durante el día, nos dirigimos hacia el lugar elegido para la fiesta de lanzamiento y la salida oficial del Rally.

Nos alejamos unos cuarenta kilómetros de Praga, y unas carreterasboscosas dieron lugar a un pueblo sin ley. Se trataba de un lugar donde personas que se sienten al margen de la sociedad han creado sus propias tribus, sus propias normas y maneras diferentes de vivir. Fue toda una experiencia estar en un lugar así, nos parecía estar viviendo dentro de una película. Conciertos, coches con decoraciones originales, comida mongola y participantes del rally venidos de todos los rincones del planeta, con quien a lo largo de los próximos meses compartiríamos muchas anécdotas.  


Tras la primera noche de acampada, el día siguiente, Lunes 22 de Julio empezó el tan esperado Mongol Rally 2019! Estaba emocionado y agradecido por estar allí, había llegado ese momento con el que había soñado tantos años. Había llegado el momento de lanzarme a un mundo desconocido que tan ansioso estaba por vivir, y sin duda ese día fue uno de los más felices de mi vida.

Durante la primera parte del viaje cruzamos varios países de europa del este: Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria. Pasábamos largas horas en el coche, más de lo que hubiéramos imaginado. Largas conversaciones y buenas comidas caseras alegraban nuestros infinitos días al volante. Cada día que pasaba estábamos más adaptados, por ejemplo montando el campamento. Teníamos el equipaje dividido en mochilas diferentes y eso lo hacía mucho más ágil. 

También fue clave llevar material ligero y fácil de montar ya que lo íbamos montando y desmontando cada día. Creamos una zona para cocinar, con una mini mesa, y unas pequeñas sillas, suficientes y fáciles de usar durante el viaje, a menudo a oscuras, con la luz de nuestro frontal y otras agradecidos por esos atardeceres eternos de verano.

NUESTRA PRIMERA LECCIÓN

En Rumanía nos esperaba la segunda fiesta del Rally, un checkpoint en Constanza, un bonito lugar en la costa del mar negro. Fue una gran experiencia, más que por la fiesta en sí, por la lección que aprendimos. Conducimos muchas horas durante varios días para llegar a una fiesta a la que en realidad no nos apetecía ir. A diferencia de mucha otra gente, nosotros simplemente no buscábamos eso en este viaje, para nosotros no era una solo una gran fiesta, era mucho más, era nuestro proceso de descubrir hacia donde elegíamos ir después de aquella aventura, descubrir cómo acercarnos al tipo de vida que durante tanto tiempo habíamos querido vivir. 

En Rumanía aprendimos que cada persona vive el Rally de forma diferente, que para cada persona significa algo muy distinto vivir algo así. Para nosotros marcaría un antes y un después.

Unos días más tarde cruzamos Bulgaria, con un par paradas para reparar pequeñas cosas del coche. Y entonces llegó Turquía. Turquía tenía un significado especial para nosotros, no solo porque íbamos a visitar a una gran amiga sino porque además era la puerta de entrada a Asia; Irán, la ruta de la seda, la mítica Pamir Highway a su paso por Tayikistán, y Mongolia, una tierra de rebaños, jinetes y leyendas. 

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